Rakú. Técnica cerámica

«La palabra raku puede significar desde tranquilidad, confort o diversión, hasta felicidad, y procede de un ideograma grabado en un sello de oro dado en 1598 por Taiko (que fue un entusiasta maestro de la ceremonia del té), a Chojiro, hijo de Ameya; un coreano establecido en Kyoto en 1525, y de quien se dice que fue el primero en hacer este tipo de cerámica.

A Ameya le sucedió su esposa Teigin, que sin lugar a dudas estaba dotada de ambas cualidades: habilidad y buen gusto. Sus boles para el té llamaron la atención del gran maestro del té Rikiu. Más tarde,en 1578, su hijo Chojiro, el primero oficialmente de la linea de los ceramistas de raku, recibió un importante encargo de parte de Oda Nobunaga para realizar unos utensilios para la ceremonia del té, resultado de lo cual este tipo de cerámica se puso inmediatamente  de moda».

Manual del ceramista. Bernard Leach

De las técnicas cerámicas, una de las que son más demandadas por los alumnos es precisamente esta. El rakú siempre se reclama con interés y se espera con ilusión.

Las características más importantes que se deben tener presentes en esta técnica son: una pasta chamotada que soporte bien los cambios bruscos de temperatura (gran choque térmico), y un esmalte que sea fácilmente reducible dando unos efectos metalizados.

Proceso:

Las piezas se llevan generalmente en un horno de gas a la Tª de fusión del esmalte (entre 900 y 1000ºC). Cuando los esmaltes alcanzan su punto de fusión se sacan, con las pinzas de hierro en estado incandescente y se depositan en el serrín, virutas u otro material orgánico. Se incendia el material y se genera una gran cantidad de humo que penetra en la pieza.

Los esmaltes (óxidos) con que se han cubierto las piezas proporcionan, una parte de oxígeno para esta combustión, convirtiéndose (reduciéndose) así en metal puro. Luego se introduce la pieza en agua para fijar este proceso químico.

Los esmaltes que normalmente usamos están compuestos por una base comercial alcalina CQ3, modificada o no para subirle un poco la temperatura de fusión. Además opacificada con estaño, y coloreada con cobre y bismuto. Ocasionalmente algo de nitrato de plata.

Se obtienen acabados fascinantes y nunca iguales de una pieza a otra, que pueden ser desde rojos metalizados, craquelados (en parte por el rápido calentamiento y enfriamiento de la pieza), nacarados y tornasoles característicos de esta técnica.

Hemos trabajado la técnica del Rakú en piezas individuales, en grupos escultóricos o en composiciones murales.

La composición modular titulada «Espacio habitado y espacio atrapado» está realizada con esta técnica.

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