En el Rakú utilizaban un tipo especial de barro o pasta cerámica los antiguos ceramistas japoneses. Se cocía durante las ceremonias del té, en las que los participantes usaban las tazas allí fabricadas. En los últimos tiempos, el rakú ha adquirido una gran popularidad en todo el mundo. Una de las razones es que se puede pasar muy rápidamente del bizcocho al estado vitrificado.
También es posible obtener una amplia gama de colores y efectos. En años recientes, la calidad de las piezas creadas con el método del rakú ha llegado a ser muy superior a la de los antiguos alfareros japoneses.
A causa de los repentinos cambios de temperatura que el barro tiene que resistir durante la cocción, la pasta debe contener un elevado porcentaje de chamota. Las piezas se cuecen primero al estado de bizcocho, a una temperatura aproximada de 900º. Si se desea aumentar la fuerza del barro se puede elevar la temperatura hasta 1200º, pero entonces las piezas deben ser lo suficientemente porosas para resistir el choque térmico.
La segunda cocción se suele llevar a cabo en un horno de gas. Se colocan las piezas en el horno y se sacan cuando el barniz se haya fundido. El tiempo dependerá del tipo de barniz y puede varias de 30 minutos a una hora. La temperatura media a que se suele cocer el rakú está entre 750 y 1000º, pero también puede cocerse a temperaturas más altas.
Después de sacar las piezas del horno hay que someterlas a una serie de tratamientos. Para que la reducción sea máxima, las piezas al rojo se colocan en un recipiente y se cubren con serrín u otro material vegetal, colocando encima un cubo o lata para evitar que continúe la oxidación y que se escapen humos y gases.El resultado final depende del periodo de enfriamiento y oxidación, y del tipo de reducción empleado.
Es corriente sumergir la pieza en un cubo con agua fría después del proceso de reducción, cuando está aún caliente, con el fin de conservar la cualidad particular que presenta en ese estado de enfriamiento.
Los barnices empleados suelen ser ricos en fundentes, como la frita de plomo, la frita alcalina, o una combinación de ambas. Los barnices se pueden hacer opacos y llevar óxidos añadidos, o aplicarse junto con ellos. Se suelen emplear barnices alcalinos para obtener ricas coloraciones de cobre, en color turquesa o verde. Con óxidos de bismuto y nitrato de plata, se pueden conseguir también ricos efectos de lustre.
Participan en este trabajo los alumnos/as: Christian Aimone, Silvana M. Almonacid Zucas, Victoria Cisneros Morales, Laura Gallego Natoli, María del Rocío Gómez Guillén, Cristina González Serrano, Juan Enrique Hilario Ugarte, Antonio Labayen Celaya, María Mercedes López Guerrero, María José Pérez Palomo, Irene Rico Gómez, Irene Paula Ruiz Meléndez
8 respuestas a Rakú 2014. Técnica de cocción